Tu carrito esta vacío
¿Tienes una cuenta? Iniciar sesión para finalizar tus compras con mayor rapidez.
¿Tienes una cuenta? Iniciar sesión para finalizar tus compras con mayor rapidez.
Viajar con un bebé puede parecer todo un reto, sobre todo cuando estás en plena etapa de lactancia. Pero la realidad es que amamantar durante un viaje no solo es posible, sino que también tiene beneficios para el bebé y para ti. A continuación, te compartimos tres datos curiosos que quizás no conocías y que te ayudarán a prepararte mejor para tu próxima aventura familiar.
Uno de los errores más comunes que cometen los padres es tratar de cambiar la rutina del bebé para “adaptarse al viaje”. Sin embargo, mantener los horarios de lactancia tal como en casa es una excelente manera de brindarle seguridad en un entorno nuevo. Esa continuidad en su rutina le ayuda a regular su sueño, a sentirse tranquilo y a reducir el estrés del cambio de ambiente.
Además, para la mamá, mantener el ritmo de lactancia evita molestias como la congestión mamaria y ayuda a conservar la producción de leche. Así que no te preocupes por seguir con tus horarios normales: eso será un gran aliado durante el viaje.
¿Te preocupa cómo reaccionará tu bebé al despegar o aterrizar? ¡Tenemos buenas noticias! Amamantar durante estas fases del vuelo puede ayudar a equilibrar la presión en sus oídos. La succión que realiza el bebé al lactar activa los músculos que ayudan a destapar los conductos del oído, lo que reduce las molestias o el dolor por los cambios de altitud.
Además, este momento íntimo también puede calmar al bebé si está nervioso o cansado. Así que, si estás volando, considera tener al bebé en brazos y ofrecerle el pecho justo en esos momentos clave.
Cuando estás fuera de casa, puede que no tengas el sillón cómodo de tu habitación ni todos los cojines a tu alcance. Pero eso no significa que tengas que pasar incomodidades. Usar un buen soporte para los brazos, como una almohada de lactancia o incluso una chaqueta doblada estratégicamente, puede ayudarte mucho.
Esto no solo brinda mayor comodidad y relajación al momento de amamantar, sino que también evita dolores de cuello, hombros o espalda. En viajes largos, este tipo de apoyo marca una gran diferencia para tu bienestar.
Lleva ropa cómoda y accesible para amamantar, como blusas con botones o camisas tipo wrap.
Hidrátate bien durante el viaje. La producción de leche depende mucho de una buena hidratación.
Si tu bebé ya toma otros alimentos, aprovecha para organizar una pequeña lonchera con snacks saludables y agua, ¡también para ti!
Lleva un pañito o muselina que te ayude a cubrirte si lo deseas, o para dar sombra al bebé.
Confía en ti y en tu bebé. La lactancia también se adapta al camino.